La experiencia de un nuevo parto

¡El milagro de Ser madre y dar vida a un nuevo ser!

Estoy segura que este proceso de dar vida no lo hubiera disfrutado tanto de no ser por la práctica diaria de yoga.

Hace poco más de un año que mi segunda hija Emma llegó a hacerme compañía y ser mi maestra, relaté en facebook mis impresiones sobre su nacimiento y pensé sería buena idea dejar en este blog el relato para poder  llegar a más personas y compartirles mi alegría desde la perspectiva de Yoga.

La experiencia de un nuevo parto.

La fortaleza que una como mujer tiene es muchas veces mayor de la que uno pudiese pensar, la conexión con tu bebé pariendo es definitiva,  conectando desde el corazón, fluyendo, confiando una en la otra y uniendo lazos inquebrantables.

Comparto mi experiencia día a día y con detalle, ya que es una de las más maravillosas que he podido tener.

Cynthia EmmaLunes 10 de marzo 2014 

Omar (mi esposo) me comenta de un viaje que no puede cambiar para el lunes 17 de marzo, ese día tocaba revisión con el ginecólogo, semana 39 de embarazo, como cada visita todo bien, Omar le comenta de su viaje al gine, y él le comenta: “no te preocupes, hemos tenido partos por skype”, el segundo parto suele ser más rápido que el primero, no vas a llegar si ese día empieza la labor….

Cómo?? me preocupe mucho..cómo no iba a estar Omar en el parto?

Salimos de ahí, dejé a Omar en su trabajo, llegué a casa, seguía muy preocupada, no quise bajarme del carro, me quedé pensando, volví a prender el carro y me fuí al super “No había lavado la ropa de Emma” tenía que comprar el jabón especial para su ropita, estando en el super, caminé por otros pasillos, y compré algo diferente de lo habitual, galletas de mantequilla surtidas, jajaja, llegué a casa y cené como nunca había cenado o más bien, cené como sino hubiera comido en dos días. Terminé de cenar, tenía que descansar, al día siguiente tenia que lavar la ropa de Emma.

Martes 11 de marzo 2014

Un día antes, el clima cambiaba constantemente, llovía, salía el sol, llovía, salía el sol, y así en cuestión de minutos (así es Monterrey muy cambiante), pero el martes 11 salió un sol radiante, brillante, hermoso, especial para que la ropa de Emma se llenara de la energía del sol, y alcanzara a secarse rápidamente.

Cuando me levante de la cama sentí que no había dormido nada, que toda la noche había tenido una larga conversación con Emma, ambas nos convencíamos de que ya estábamos listas, nos preguntábamos si ya era tiempo, ella me preguntaba a mi y yo a ella, ella contestaba que estaba bien, que el tiempo era perfecto, yo le contestaba igual que estaba lista para recibirla, ambas nos convencíamos, confiando una en la otra, confiando con los ojos cerrados y el corazón bien abierto.

Esa mañana me levante y le dije a Omar que había sentido que había hablado con Emma toda la noche (todavía dudaba un poco), y en eso me empezaron a dar las contracciones, eran como muchas otras muy esporádicas, sin dolor. Me dijo Omar que le hablará a la doula, puesto que aun no teníamos la tina en casa para recibir a Emma. Hablé con la doula para comentarle, ella iba a una cita pero prefirió cancelarla para traer la tina a casa.

Hablé con Natalia mi buena amiga, para decirle de las contracciones pequeñas, cada 15 minutos, me dijo “es una preparación” metete a bañar, relájate, checa si te sienta bien agua tibia o caliente, disfruta este ensaño, para cuando empiece la labor de parto.

Me metí a bañar con agua calientita, super rica, me puse shampoo de menta y clavo orgánico, nunca había disfrutado tanto de su olor, a pesar de que no era la primera vez que lo ocupaba, me quedé ahí por un tiempo, contemplando, disfrutando el agua y ese olor tan fuerte y tan relajante.

Cuando salí del baño ya estaba la doula inflando la tina, y yo con cara de “¿qué esta pasando? ¿por qué la inflan?” ya se me habían parado las contracciones, la doula me dice “no te preocupes, acuéstate, sino pasa nada pues la desinflamos y ya”, ok, conteste.

Omar estaba en casa, ya era hora de comer, yo con ganas de no ensuciar nada en la cocina (puesto que el parto iba a ser en casa, quería que todo estuviera limpio), y él con ganas de cocinar me dice “ya sabes que yo me relajo mucho cocinando”, tiene razón pensé, son los beneficios de estar en casa, disfrutar de tu ambiente y relajarte. Empezó la fiesta de aromas en la casa, días antes había hecho una mezcla hindú de condimentos “el gran masala” yo entraba y salía de la cocina, me comí dos o tres pakoras, mi cuerpo no tenía ganas de comer, pero disfrutaba de los olores a curry, cilantro, jengibre, y cardamomo….

Me recosté un rato mientras comían, y empezaron de nuevo las contracciones, esta vez más intensas, me subí a la pelota para balancearme de un lado a otro, soltando la presión del suelo pélvico, cuando menos lo pensé empezaron a ser más frecuentes las contracciones, ahora cada 7 minutos, hasta que perdimos la cuenta, Omar y la doula me hacían masaje en la espalda baja, de repente me pregunta la doula “¿quieres bañarte?” a lo que yo contesté “no, aun estoy bien hasta que esto se ponga más intenso” a lo que contesto “cuando sean más intensas entonces te meterás en la tina”, me acomodó en balasana (postura del niño) y de repente ZAZ sentí que algo salía con mucha fuerza y me sentí toda mojada, se había roto la fuente, wow, y ¿ahora? toda mojada quería ir al baño, ya no me dejaron, “¡háblale al ginecólogo, a la pediatra, esto ya va a ser ahorita!” grito la doula, Omar contesta “ya le mandé un mensaje a la pediatra” y mi mente pensaba ¿cómo un mensaje, y si no lo ve? yo ya no hablaba con palabras, estaba trabajando hacia adentro, escuchaba todo a mi alrededor sin poder opinar, era solo una observadora, mi mente, cuerpo y alma estaban en otro lado, estaban con Emma, sentía la conexión desde lo más profundo de mi corazón, hablábamos y trabajábamos juntas, ella ya quería salir muy rápido y yo le pedía un poco más de tiempo, “poco a poco mi amor, vamos lento”.

Mientras afuera de mi cuerpo Omar corría a llenar la tina de agua “¡agua caliente, ya no sale agua caliente!, a calentar ollas!” mi mente pensaba “hay que hablarles a los vecinos a que saquen sus casuelas para calentar el agua, ya mi hija quiere salir” claro que no podía hablar, estaba en transe conectada con Emma, todo afuera era un apelícula, mi realidad estaba adentro con Emma.

Escucho de repente que me dicen “ya con esta agua la hacemos, es tiempo de que entres”, entre cuidadosa sintiendo el agua tibia, “necesito agua caliente” pensaba.

Suena el celular de Omar, estaba el doctor perdido y yo solo pensaba “¿cómo se perdió el doctor? ya estaba a unas cuadras, Emma con ganas de salir, yo le decía “dame una contracción más, poco a poco, vamos lento” sentía toda su energía por querer salir, poco a poco y se detenía la contracción, sentía como se regresaba, nuevamente ahí venía, ahora avanzaba un poco más que la vez pasada, poco a poco.

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No me dí cuenta en qué momento llegó el ginecólogo y la pediatra, cuando escuche la voz de la doula “ya estamos todos”.

Omar seguía calentando cazuelas de agua cuando escuche la voz del ginecólogo que le dijo “Omar ya deja eso, ya viene en cualquier momento”, ahora si, ya estamos listas Emma, llegó el tiempo.

Una vez más ahí viene, siento como va saliendo poco a poco, la ayudo con toda la fuerza de mi cuerpo, mi mente, mi alma, y abro mis ojos después de haberlos mantenido cerrados mucho tiempo, para ver bajo el agua la carita de Emma, veo como abre sus ojos obscuros, ahí debajo del agua, abre también su boca, la tomo con mis manos y me la llevó conmigo, tenía el cordón enredado en su cuello, algun doctor metió su mano para quitárselo, y de nuevo la abrazo “hermosa Emma bienvenida, lo hiciste muy bien, estás hermosa” le decía mientras la abrazaba, ella abría grandes sus ojos, me miraba y miraba a su papá, después de 39 semanas nos conocíamos en este plano físico, Emma tan despierta, ya quería conocer el mundo, su cuerpecito tan pequeño y tan divino, momentos mágicos llenos de dicha absoluta.

Agradezco a Dios, a Omar, Maya y a Emma, al los médicos, a Natalia y a Eli por acompañarme, y a mi familia por apoyarme. Por último me agradezco a mi misma, por permitirme hacerlo, por vencer mis miedos, por darme cuenta que soy mucho más fuerte de lo que pienso, agradezco honrando la divinidad que habita dentro de mí que fue la que me permitió hacerlo.

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Comparto mi experiencia esperando que más mujeres y hombres busquen un parto respetado, amoroso, humanizado y digno. Lo comparto como me han compartido a mí más mujeres, inspiraciones para mí, mujeres cocreadoras.

Cynthia Landa, 26 de Marzo 2014