Intención Junio 2021

Mi vida tiene un propósito

Por Caro Canales, Directora de Sadhak Yoga Contry|Brisas

Hace tiempo leí el libro El monje que vendió su Ferrari,  Robin S. Sharman, el autor, hace una analogía entre un gran faro y el propósito de vida.  El faro ofrece orientación y guía cuando la mar se vuelve brava, o sea, cuando la vida presenta situaciones difíciles.  El objetivo del faro es mostrar una luz para orientar el camino, para que se pueda  saber hacia dónde ir, hacia dónde dirigir los esfuerzos.   Así es  nuestro propósito de vida, está alineado a nuestras prioridades, a nuestros valores, a lo que amamos, a aquello para lo que somos buenos, a lo que podemos ofrecer al mundo, a realizarnos, a ser plenos y felices.   

Solamente conociendo el propósito en la vida, puede uno orientar sus acciones a alcanzarlo.  Si no sabes hacia dónde vas, ¿cómo podrías llegar?, si no tienes un destino, cualquier camino dará lo mismo.

Para quien tiene tiempo practicando yoga y ha leído un poco de filosofía, es probable que al hablar de propósito de vida, llegue a la mente el concepto de dharma.  Dharma es una palabra en sánscrito para referirse al propósito de vida.  Todos tenemos una misión, a cada uno se nos han concedido las habilidades y los talentos necesarios para lograr esta misión.  Es tarea personal, de autoconocimiento, de introspección el descubrir el dharma.  El dharma de cada persona está interconectado con el dharma de los demás.  El dharma es precisamente lo que el universo más necesita de cada uno de nosotros.   

No se trata de hacer una lista de pendientes  para el siguiente día ni de establecer los propósitos para año nuevo o las metas a alcanzar antes del siguiente cumpleaños, si bien, todo lo anterior debe estar supeditado a un fin último, las metas y objetivos encaminados a alcanzar el dharma consideran todos los aspectos en la vida de la persona:  material, físico, emocional y  espiritual.   Fijar metas más allá de lo material que incluyan la tranquilidad de ánimo, la paz interior, el autoconcimiento, el cuidado y amor a mí mismo y hacia los otros, la relación con la divinidad y el crecimiento espiritual.  Trabajar en alcanzar el dharma genera armonía interior y satisfacción plena y  duradera.   

El faro es esa luz que marca el rumbo hacia la realización personal.   

El título del capítulo en que se habla del dharma y el faro se titula:  “Encender el fuego interior”, aquello que apasiona a una persona la enciende.  El faro,  el dharma, está al interior de cada persona, no en el exterior.   Reconocer y establecer el dharma es tan importante como serle fiel.  Ser fiel al propósito de vida cada día, en cada acción, en el momento presente.   Se trata de disfrutar el camino que se recorre y no dejar de verlo por estar preocupado por la meta.  Son justo las acciones en el presente las que nos encaminan a alcanzar el dharma.      

Parece conveniente hacer un alto y preguntarnos.  ¿Cuál es mi dharma, lo conozco?. 

Todos deseamos ser felices!.  

Si reconocemos cuál es nuestro dharma y vivimos de acuerdo a él vamos a sentirnos felices.  Cuando pensamos que nuestra felicidad está en cosas externas, como bienes materiales y relaciones, la sensación será de placer efímero, es necesario buscar en el interior, no en logros externos.   Vivir de acuerdo a nuestro dharma nos lleva a conectarnos plenamente con nosotros y con el resto del mundo.

Vivir de acuerdo al dharma, es una invitación a ser auténticamente quien soy.   

Los japoneses llaman IKIGAI a lo que hace que la vida valga la pena o lo que conocemos como propósito de vida.   Hay un diagrama que deja claro este concepto:

Hay algunas preguntas que podemos plantearnos para encontrar nuestro propósito de vida:

¿Qué me encanta hacer?, ¿Qué hago bien?, ¿Qué puedo aportar al mundo para hacerlo un mejor lugar?, ¿Qué puede hacer que me permita cubrir mis necesidades?.   Para encontrar la  respuestas es necesario hacer una exploración a tu interior, reconocer tus habilidades y dones, observar lo que los otros alcanzan a ver de ti, observar el entorno, conectar con el otro, hay principio de servicio subyacente al concepto.   

Identifica qué respuestas de cada grupo coinciden con las respuestas de los otros grupos.   Aquellos aspectos que tienen una mayor coincidencia  permiten visualizar el propósito de vida o dharma o ikigai.   Trata ahora de hacer un enunciado que te deje claro tu propósito de vida.   De aquí en adelante, cada objetivo, cada meta, debe ser fiel al propósito de vida.  

Por último el símbolo del dharma es una rueda.  Una rueda que está en movimiento y muestra el camino a la iluminación. 

  • La figura es circular, ésto representa la perfección de la enseñanza del dharma. 
  • El centro, representa la disciplina de practicar la meditación. 
  • El aro que une los radios, simboliza la conciencia.
  • Los radios recuerdan que hay varios caminos para alcanzar la paz.
  • El nudo en el centro simboliza la interconexión entre todas las cosas, nos recuerda que no estamos aislados, que somos parte del Todo.

Un dato curioso:  ¿haz observado la bandera de la India?, para ellos el dharma es tan importante que es el elemento al centro de su bandera.  Se ve una gran cantidad de radios para representar el movimiento.