“Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento.” Provervios 3:5

Aprender a confiar en uno mismo se vuelve una tarea complicada cuando estamos acostumbrados a juzgarnos de manera muy estricta. Recuerdo cuando aprendí el idioma inglés siempre me daba miedo hablar por no tener la pronunciación perfecta. Un día observé a muchos hablar inglés muy fluido con una pronunciación pésima, entonces decidí ser más amable conmigo y hablar “mal”. Resulta que todos entendían, solo era yo quien por no confiar me auto saboteaba.

“Aprender a confiar puede ser difícil al principio. Será un ejercicio inútil si te basas en tu mente para crear confianza. Ello se debe a que la mente funciona sobre problemas materiales mediante la interpretación de datos sensoriales. Al volverse hacia las cuestiones espirituales, la mente intenta encontrar respuestas intelectuales mediante la utilización de pruebas, razonamiento lógico y teórico. Exige garantías y pruebas para establecer resultados tangibles.

En contraste, el método del corazón, centrado en la comprensión espiritual, supone un reconocimiento intuitivo del valor del amor. Mientras que la mente trata de conocer el espíritu estableciendo condiciones lógicas que deben satisfacerse para que se produzca una liberación de amor, el corazón emplea como método el amor intuitivo. No es la conclusión de ningún razonamiento. Es la forma de actuar propia de la espontaneidad, no el resultado de un regateo con el intelecto. El corazón confía en la sabiduría interior que siente y conoce espontáneamente, mientras que la mente exige pruebas científicas para poder confiar.

En occidente, a la mayoría de nosotros se nos ha enseñado que el centro de nuestra sabiduría se encuentra en la cabeza. Si se le pregunta a la gente dónde cree que está su capacidad para procesar el pensamiento y la experiencia, generalmente responderá que en el cerebro. Si se plantea la misma pregunta a personas conscientes espiritualmente, te indicarán que en el corazón.

La auténtica confianza sólo se alcanza a través de la sabiduría del corazón. Al penetrar en este espacio seguro, acudirá a ti todo aquello que te pertenezca porque has creado la capacidad interna para recibirlo. La ironía es que aquello que deseas recibir forma en realidad parte de ti mismo. Este puede ser un concepto difícil de asimilar, debido al apego del ego a ser separado y especial.

No hay en tu mente racional nada capaz de convencerte de que el agua se compone de dos partes de hidrógeno y una de oxígeno. Aparentemente no es más que un líquido que fluye y no tiene nada que ver con gases. Pero cuando analizamos el agua, se ponen de manifiesto sus elementos constituyentes. Y lo mismo sucede con la idea de estar en todas las cosas al mismo tiempo.

Confiarás en la energía universal cuando aceptes este hecho «irracional»: no sólo eres digno de confianza, sino que formas parte de la misma fuerza vital que existe en todas partes. Si crees esto realmente, te darás cuenta de que todo lo que falta en tu vida forma parte de la misma energía que hay en ti.

Me agrada pensar en Dios como el océano y en mí mismo como un vaso. Si introduzco el vaso en el océano, me siento como un vaso lleno de Dios. No importa cómo lo analice, el caso es que seguirá conteniendo a Dios. Ahora bien, el vaso de Dios no es tan grande como el océano, ni tan omnisciente ni omnipotente, pero sigue siendo Dios. Esta metáfora me permite confiar tanto en mí mismo como en la sabiduría que me ha creado, y me permite ver también nuestra unicidad.” Wayne Dyer, Construyendo tu destino, Harper Collins, New York 1997

Cómo ayuda a todo esto la práctica de yoga? De acuerdo a la filosofía Vedanta el la sabiduría es algo que ya está dado, puesto que estamos hechos a imagen y semejanza de lo Divino poseemos las 3 cualidades de Sabiduría, Existencia y Dicha por siempre. Entonces la práctica de yoga en cualquiera de sus prácticas (posturas, pranayama, meditación, devoción, servicio desinteresado, dieta de alimentos vivos y libre de violencia, mantra, etc) viene a darnos tranquilidad y paz, introspección y el silencio necesario para poder escuchar esa vocecita que nos dice qué hacer y qué no hacer.

EJERCICIO PARA COMENZAR A ESCUCHAR LA VOZ INTERIOR:

Preguntarse: Si éste fuera el último año de tu vida, ¿cómo querrías vivirlo?”. Al hacerte esta pregunta tomas consciencia de que la vida pasa rápido y que hoy es el momento para empezar a vivir auténticos y fieles al camino del alma, único y singular.

Algunas citas sobre Sabiduría Interior:

“Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma” (Salmo 138,3)

Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.
Santiago 1:5

“El alma de quien ha percibido en su interior el verdadero ser se mantiene imperturbable en todas las situaciones.” Bhagavad Gita

“Por Samyama se viene el más alto conocimiento discriminador.” (ksana tat kramayoh samyamat viveka-jam jnanam) Yoga Sutra 3.53

A continuación Postura, mudra y mantra del mes: